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  • Joao Borges

¿Quieres saber cómo hacer tu propio podcast? Parte 2

No es lo mismo hacer un podcast tú solo, que hacerlo con colegas, ¡que hacerlo con invitados prácticamente desconocidos! Cada plan requiere de una preproducción diferente y el equipo necesario varía según el formato que se quiera llevar a cabo. Estas y otras variables son las que abordamos en la primera entrega de esta serie de artículos sobre cómo montar un podcast (https://www.filmoapp.com/post/quieres-saber-c%C3%B3mo-hacer-tu-propio-podcast), donde demostramos que todo material imprescindible para producir un programa de estas características se puede encontrar disponible para el alquiler en FilmoApp 😉.



En el ámbito de los podcasts conversacionales (en el que nos centramos en esta segunda entrega), a nivel técnico la pluralidad de voces exige una pluralidad de micrófonos. Para conectar varios micrófonos a una misma señal de transmisión, hay que emplear una interfaz de audio. Este gadget exterioriza el sistema de audio de nuestro dispositivo receptor (el ordenador) y capta la señal de los emisores (los micrófonos de condensador) mediante cables de conexión XLR. Externalizando el audio de nuestro ordenador, gracias a este intermediario (la interfaz) logramos una calidad de sonido superior a la obtenida si empleamos micrófonos USB.


Que cada voz tenga su propio micrófono es imprescindible para que las intervenciones sean fluidas, orgánicas y democráticas. De otra manera, los tertulianos tendrían que compartir micrófono, lo cual dificulta que se expresen genuinamente, se interrumpan y repliquen: en pocas palabras, que interactúen precisamente como si no tuvieran un micrófono delante. Igual que en una película lo ideal es que los actores ni siquiera perciban la presencia de las cámaras, en un podcast lo mismo sucede con los micrófonos: en la medida de lo posible, deben pasar desapercibidos para los interlocutores.


Pese a que lo más común en los podcasts conversacionales es emplear micrófonos de sobremesa, también hay algunos que apuestan por micrófonos de solapa, para que los interlocutores puedan explayarse a la hora de gesticular y hablar (los micrófonos de sobremesa exigen que proyecten la voz hacia ellos para recogerla, mientras que los de solapa la captan en un mayor rango, a precio de perder matices y calidad de sonido en general). Todo tiene sus pros y sus contras, al escoger siempre se priorizan unos aspectos u otros según el producto final que busquemos obtener.


Una vez resuelto el apartado del audio, cabe plantearse si queremos incorporar el elemento visual a la producción de nuestro programa. El vídeo suele ayudar a la hora de distribuir el contenido y captar la atención de un público cada vez más disperso. Durante una sesión de scrolling rutinaria, cualquier internauta despistado podría posar su mirada en un fragmento de nuestro podcast porque le guste la estética o simplemente porque los subtítulos le llamen la atención. La imagen resulta mucho menos invasiva que el sonido para las generaciones que han crecido con teléfonos inalámbricos, televisiones inteligentes y consolas de diversa índole. A menudo, al público joven le llaman la atención estímulos visuales como gestos, reacciones o prendas que le llevan a detenerse en el contenido y subir el volumen.


Spotify, una de las plataformas que invierte con firmeza en el mercado de los podcasts, ha detectado la importancia del vídeo y desde hace muy poco permite que cualquier creador suba su contenido en mp4, donde antes solo se podían subir archivos mp3. De esta manera compiten con más fuerza contra Youtube y Twitch, dos plataformas que no solo permiten subir archivos audiovisuales, sino que a diferencia de Spotify, posibilitan a sus usuarios emitir y consumir contenidos en directo.



El directo, sin embargo, no es un factor novedoso de los podcasts. La radio tradicionalmente siempre se ha hecho en vivo, así como algunos programas de televisión. La emisión en directo permite la interacción con el público (que en las plataformas digitales se manifiesta normalmente a través del chat). También implica que cualquier comentario que se diga en el podcast pueda repercutir en las redes sociales y generar una bola de nieve antes mismo que termine la emisión. Los programas en diferido se llevan mucho mejor con la censura: por eso es común encontrar cortes de fragmentos en muchos podcasts, normalmente partes donde se habían tratado temas controvertidos, cuya elucidación es preferible que no salga a la luz.


Si nos decantamos por hacer un podcast con vídeo, al elemento del sonido se le suma ahora el de la imagen, aunque por suerte ambos siguen una lógica similar. De igual modo que para conectar varios micrófonos a nuestro dispositivo receptor necesitamos una interfaz de sonido, para conectar varias cámaras a nuestro ordenador necesitamos una interfaz de vídeo. Este otro gadget, también conocido como switcher (en inglés: intercambiador) nos permitirá recibir y mezclar la señal de varias cámaras a la vez. Es decir, nos permite pasar de la cámara 1 a la cámara 2 y luego a la 3 para luego volver a la 1 (al estilo de un canal de televisión) e incluso superponer imágenes para emitir más de una señal de vídeo a la vez.


La lógica de la interfaz de vídeo es la misma que la de la interfaz de audio: capta varias señales emisoras a la vez mediante cables HDMI, sintetiza esa información de forma externa al ordenador, y luego se lo envía al dispositivo receptor (el ordenador) para que este no tenga que procesar todo eso y evite acumular tareas que entorpezcan su funcionamiento. El audio y el vídeo se procesan por separado en aparatos que actúan como intermediarios. Cuanto mayor sea la calidad de nuestros micrófonos y cámaras, mejor señal enviarán a sus respectivas interfaces, que enviarán la información una vez procesada al ordenador.


El software de uso libre más recomendable para captar esa señal de audio y vídeo en el ordenador es el OBS (siglas para Open Broadcast Software) que presenta un aspecto sobrio y rápidamente se vuelve familiar. Este mismo programa nos permite emitir en directo con audio y vídeo por cualquiera de las plataformas mencionadas, o simplemente grabar episodios para posteriormente subirlos en diferido y publicarlos en el canal.


¿Añadir vídeo al podcast conversacional? ¿Emitir en directo o en diferido? Estas y otras cuestiones son decisiones que se deben tomar acorde a las ambiciones de cada proyecto. En esta serie de artículos venimos a abordar grosso modo algunas necesidades técnicas que presentan los podcasts según se quieran hacer de una manera o de otra. También hay que tener en cuenta que además de las cámaras, micrófonos, cableado e interfaces, hay otros factores importantes que le pueden dar mayor calidad al contenido (iluminación, insonorización de la sala…). No todo se puede conseguir en Filmo, pero el material de imagen/sonido sí. Hay que empezar asegurando lo básico y mejorar progresivamente. Gran parte del aprendizaje se consigue “haciendo” las cosas: “que no se te caigan los anillos” como diría la expresión popular. O como dice el lema en el que se basa la existencia de FilmoApp: “deja de montarte pelis y empieza a hacerlas”.

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